miércoles, 14 de marzo de 2012

Nostalgia.


Suena su teléfono. Lo mira un momento, desganado, ¿quién mierda será a estas horas? Frunce el ceño, piensa en no contestar. Total, no merece la pena. Hace meses que no le llama nadie interesante, meses que no tiene noticias que a él verdaderamente le importen. Pero el gilipollas del teléfono sigue insistiendo. Se estira, tira a un lado su PSP y lo coge, no vaya a ser que despierten a su familia.
-¿Sí?-contesta, sin mirar la pantalla del número siquiera. Trata de sonar tranquilo, y lo consigue.
-Tay.
Se queda helado, sin saber qué hacer. ¿Ha oído bien? ¿Es verdaderamente ella? No, imposible. Pero suena tan parecido a ella… tiene que serlo. Eso, o su hermana gemela, pero ella nunca le habló de ninguna hermana.
-¿Eri?-pregunta, indeciso. Seguro que es una de sus amigas, que se ha dejado no se qué en sabe dios dónde (también conocido como bolso de la novia de su mejor amigo). Coge aire y vuelve a formular su pregunta, más para él que para ella-¿De verdad eres tú?
Casi puede verla asentir al otro lado de la línea, del continente, del océano, del mundo.
-Sí.
Entonces los dos se quedan quietos, ella mirándose las uñas, él tomando aire por la boca, en silencio. Oh, venga. ¿Qué sueño de los cojones es este? En los suyos, ella está en un lugar en el que él la ve, no le hace una jodida llamada. Mira al reloj. 11:16. Se pone a calcular mentalmente qué hora será allí. 20:16. Si sigue con sus actividades, debería haber vuelto de interpretación hace poco. Casi nada.
-¿Tay?-dice ella, indecisa. No sabe por qué no contesta, empieza a creer que ha sido un error llamarlo. Puede que no quiera hablar con ella. Tal vez debería colgar, todavía está a tiempo. Pero algo la mantiene con el móvil pegado a la oreja, algo que sabe que no conseguirá derrotar.
Pero ella se equivoca, de cabo a rabo. Él está atontado; no puede creerse que realmente ella, ella, haya vuelto a dar señales de vida. Y, la primera señal, es que lo sigue llamando como siempre. Por su diminutivo, como a él le gustaba. Esa palabra, su nombre, es la que él más adora de las que sale de sus labios: ella lo pronuncia con tal adoración como si hablase de un Dios, con una suavidad como si hablase de su amante, con una confianza como si hablase de su mejor amigo. No, espera. Hace mucho que no hablan. Ya tendrá otro, está seguro.
-¿Sigues ahí?
-Sí, es que…
-No esperabas que te llamara.
-¿Tengo que ser sincero?-frunce el ceño y sonríe a la tierra, al este, hacia donde está ella.
-¿No lo eres siempre?-pregunta, y él puede notar su sonrisa. Ella se sienta con las piernas abiertas en la cama, se pone un mechón de pelo detrás de la oreja.
-Eso intento.
-Pues cuéntame.
-La verdad es que no, no esperaba tu llamada-sí, joder, claro que la esperaba. Llevo 8 meses, 28 días y 3 horas esperando que me llames. Podías haberte hecho más de rogar, ¿no te parece? Y, entonces, se cabrea consigo mismo por ser tan imbécil. La tiene ahí, y en vez de aprovechar para hablar con ella, está pensando por qué coño no ha tenido el valor suficiente para coger él mismo el teléfono y llamarla, pedirle perdón en todos los idiomas existidos y por existir, suplicar hasta condenar su alma, por que ella tan solo siguiera hablando con él.
Ella mira al suelo. No se imagina que él aún tiene la foto que se hicieron juntos aquellos maravillosos días. Él mira a la foto, como si ella le hubiera mandado sus pensamientos. No se imagina que ella lleva puesta la camiseta suya que le regaló, que todavía huele a él. Le hace sentir bien, lo siente cerca.
-¿Pasa algo?-pregunta él, aunque sabe la respuesta. Lo ha estado notando durante un mes, esos retortijones en el estómago, esas ansias de comer cuando acababa de terminar, esas ganas de salir corriendo cuando se echaba en la cama, esas noches en vela con una rabia que le costaba controlar… Y desde siempre supo de quién eran aquellos sentimientos. Miró al techo, se tumbó en la cama y comenzó a morderse las uñas.
-No hagas eso-dijo ella. Le ponía muy nerviosa cuando empezaba a hacer aquello.
-Perdona.
-Es normal que lo hubieras olvidado-susurró, restándole importancia.
-No he olvidado un solo segundo que he pasado contigo ni un centímetro de tu piel-respondió él, sonrojándose, y notando el rubor de ella también.
-Seguro que estás rojo ahora mismo-dice ella, riéndose.
-La conexión te lo dice-se echa a reír también, lo suficientemente alto como para que ella disfrute de su carcajada, pero no bastante como para apagar aquel sonido que ella realiza cada vez que algo le hace gracia o es feliz.
Entonces se da cuenta de una cosa: ella no necesita la conexión para saber cosas sobre él, cómo está reaccionando en cada momento. Ella lo sabe porque le conoce. Le conoce como solo otra persona le conoce en el mundo. Bueno, tal vez más a fondo, es lo que tiene el amor, cuando es correspondido, es mucho más fuerte que la amistad.
La amistad…
-Tú y tus pensamientos-dice ella, esperando una respuesta, incómoda. Se levanta de la cama y empieza a pasear por la habitación, descalza.
-Ya sé qué te pasa.
-La conexión te lo dice-le imitó ella, sonriendo.
-Sí, bueno, la conexión y mi alto intelecto.
Buena fue la hora en la que Nana le enseñó cómo se realizaban las conexiones indias. Precisamente ellos, que sabían dónde estaba el otro con tan solo evocar su imagen, no necesitaban que los espíritus fueran a ayudarlos. Sentían las emociones del otro en propia piel con tan solo mirarlos a los ojos. Pero, como ella diría, con su típica risa: “éramos jóvenes y alocados”. Y ahora, gracias a aquella conexión, él no sentía más que dolor: el dolor de ella, compartido por el sufrimiento de que lo estaba pasando mal, y el dolor que le provocaba sentirla feliz, en brazos de otro, libre, sin ser suya. Nunca más sería suya.
Y lo mismo le pasaba a ella. Notaba sentimientos mucho más fuertes que los suyos, Nana se lo había explicado a los dos: la mujer siente más, y, si es más joven, es más propensa a mezclar y confundir emociones, por lo tanto, las impulsa más. Se mete la punta de los dedos entre los dientes.
-¿Puedes conectarte? –le pregunta ella, antes de volverse lo suficientemente cobarde como para no formular la pregunta que ella necesita.
-Claro. Mismo Messenger. Mismo saludo.
-Mismo Messenger.
No se dicen que se tienen bloqueados, lo saben los dos de sobra. Ella no pasa sin conectarse una semana, él, se conecta bastante menos, aún guarda sus mensajes, pero no por eso deje de entrar. Al fin y al cabo, por ahí le mandan muchas ofertas de trabajos.
Pero no se han bloqueado entre ellos porque no quieran ver al otro, muy al contrario: se han bloqueado para no ver el típico mensaje “Ella se ha conectado” o “Él se ha conectado” y no caer en la tentación. Además, no querían causarle más daño al otro del que ya sentían.
Se sientan, encienden los ordenadores y las luces. Entran al Messenger, él ya está allí, ella tarda un poco más. Petición de videollamada, aceptan. Ella sonríe a la cámara, él, le devuelve la sonrisa torcida marca de la casa. Y, en un momento, olvidan todo lo que ha pasado, todo el tiempo que han pasado sin verse. Vuelven a estar ahí, el uno frente al otro. Y ella empieza a hablar, él la escucha. No se pierde detalle, de vez en cuando pregunta.
-Nunca te dejaré sola.
-Sí, bueno, eso decías antes.
-Nunca has estado sola. Siempre he estado aquí.
-Ya, pero a veces, un sentimiento a 9751 kilómetros-sonríe porque él pronuncia la cifra al mismo tiempo que ella, pero en silencio- no es bastante. No te sustituye.
Y siguen hablando, se prometen de todo. Se ponen al día. Ella se anima, él es feliz. Los dos están jubilosos: han recuperado la única relación que han conocido, que sea tan fácil como respirar.

3 comentarios:

  1. Me ha encantado esta entrada! :D hahaha no se si te acordarás de mi... pero antes por Twitter hablábamos mucho! hahahha un besitoo! ;D

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    1. Ay, pues muchas gracias, jajajajajajaja! eres la primera que me comenta, siéntete especial ^^ Me acuerdo me acuerdo,últimamente no veo mucho tus tweets... qué es de tu vida? ya no nos quieres a las Lauties twitteras? jajajajajajaja

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  2. Aiis! pues nada, que tengo muchos, muchos exámenes y me conecto, me conecto pero a penas twitteo! hahaha PUES CLARO QUE OS QUIERO si yoo soy una de ellas! hahahahhaha :D

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