viernes, 15 de junio de 2012

Sí que hay algo en la luz del sol.

-¿Alex? ¿Te importaría esperar hasta que encuentre a mis amigos?-susurra Eri en un hilo de voz, mirando a la rubia arrastrar su maleta, sorprendentemente adornada con pegatinas de todas las ciudades europeas en las que ha estado en su viaje.
-Oh, cariño, por supuesto que no me importa. Me quedaré contigo todo lo que necesites-replica ella, abrazándola. Eri sonríe y continúa buscando con la mirada una melena rubia y castaña y unos ojos azul celeste clarísimos. Pero entre tanta gente resulta imposible.
Alex se apoya en su trolley, saca su neceser de maquillaje y se aplica otro poco de gloss. Comprueba en el espejo cómo ha quedado y, satisfecha con el resultado, vuelve a guardarlo en su bolso.
-Oye, nena, ¿no te estarán esperando fuera, en la calle?-frunce el ceño. Sabe de sobra que los californianos llegan tarde, se toman la vida con calma, y también conoce la obsesión de los europeos por el reloj. A esta hora, bla bla bla, has llegado tantos minutos tarde, bla bla bla.
-Me dijeron que estarían por aquí.
Eri también se sienta en la maleta, bastante más grande que ella. Cuando Alex la vio tirar de tal tanque para sacarlo de las cintas, casi se muere de la risa. Podría meter a cuatro o cinco Eris ahí dentro. Y entonces, inevitablemente, se acuerda de su otro compañero. Sergio. A los tres les dio mucha pena que el businessman se bajara del avión en Nueva York, pero por lo menos tenían sus Facebooks y sus números de teléfono. Alex mira de reojo a Eri, que sigue atisbando a la multitud, y saca su BlackBerry.
-Voy a investigar-dice la chica, bajándose de su maleta. Alex levanta rápidamente la cabeza y la mira.
-¿PERO ES QUE ESTÁS MAL DE LA CABEZA? No conoces LAX, ¿CÓMO COÑO QUIERES SOBREVIVIR EN ESTA MALDITA CIUDAD SIN CONOCERLA?-sacude la cabeza y suspira.- Extranjeros. No tenéis ni PUTA idea.
-Tranquila tía, solo voy a buscar a... -pero se detiene. Nota dos miradas clavadas en ella, dos ojos turquesas mirándola, y otros ojos chocolate inspeccionándola de arriba a abajo. No puede evitar salir corriendo y echarse en los brazos del chico, mientras ella ríe a carcajadas.
-Dan, Dan, OH DIOS, ERES DAN. DIOS, DIOS.-chilla la joven española.
-Hacía años que ninguna chica se ponía tan contenta de verme-sonríe él, apretándola contra su pecho y mirando a su chica.
-Oye, no la monopolices-protesta Tani, feliz de tener a su joven amiga con ellos.
-Es ella. Me ama.
Eri pasa de los brazos de los dos, conteniendo lágrimas de felicidad. Entonces recuerda a Alex, pero cuando se da la vuelta, ve que ella está a unos cinco metros... hablando con Dan.
Las dos chicas se acercan a la pareja recién reunida, y los miran: Eri estupefacta, Tani contenta.
-Te veo bien, Alex.
-¿Cuándo me ha visto nadie mal, corazón?-protesta ella, restándole importancia-. Me has pillado intentando robarte el novio.
-Buf-Tani sacude la mano y los mira-.Te lo regalo.
-Vale, ¿eh? Cuánto me quieres.-protesta el interpelado, riéndose.
-Mucho vida-ella sacude la cabeza, riéndose también.-Mucho.
Tras salir del aeropuerto, Alex y Eri se despiden, prometiéndose llamarse. La rubia coge un taxi y desaparece gesticulando como loca, y la española acompaña a los otros dos hacia otro coche. Al principio camina tranquila, pero luego tiene la impresión de que los siguen. Decide no decir nada para resultar paranoica, cuando oye a Dan decir:
-No está aquí.
Y su corazón se detiene. No puede esperar a verlo, ha esperado meses desde aquella primera llamada, desde comenzar a trazar su "sueño americano", como ella lo llamó, como para esperar ahora más tiempo. Gruñe por lo bajo, y se dispone a responder cuando la interrumpe una mujer que de repente se ha situado entre ella y Dan.
-¿Dónde está, Dan?
-Trabajando-contesta él encogiéndose de hombros-; tiene nuevos proyectos, ¿no lo sabéis? Os pagan por informaros, no por perseguir a los amigos de los famosos.
-¿Quién es la chica?-dice la mujer señalándola discretamente. Entonces Eri se permite girarse un poco para toparse con, por lo menos, diez cámaras reflex a la carrera, preparadas para tomar instantáneas desde todos los ángulos.
-Familia.
-¿Suya o tuya?
-Puede serlo tuya también, nena.
-Dan, no nos vaciles. Sabes que está muy mal mentir a la prensa.
El chaval se para en seco, Tani sigue caminando hasta alejarse un poco de ellos. Su sangre latina no es buena en estas situaciones, y discutir con un paparazzi resulta demasiado fácil. Le habría gustado poder tener a Eri a mano para arrastrarla con ella, pero no le resulta posible.
-Vale. Es familia de Taylor. Va a pasar una temporada con sus tíos aquí, en California.
-¿Por qué?-la mujer parece ahora una hiena que se niega a soltar a su comida. En sus ojos brilla el éxito, y ya parece saborear el dineral que le está suponiendo toda esa información. En esos momentos, las posibilidades de que esa cría intente algo con uno de los actores del momento son muy altas, y ella es la primera en darse cuenta de ello.
Dan la inspecciona con la mirada, frío, calculador.
-Sus padres han muerto.
La mujer se desilusiona de inmediato. Eri está a punto de dejar que su boca se abra cual, digamos... puerta de embarque de todo Barajas a la vez, hasta que se da cuenta del juego. La pobre huerfanita que se va con sus tíos porque no tiene otro remedio. Se sorprende de que Dan haya soltado tal mentira, y, a la vez, de que al mismo chico, al subnormal de Dan, se le haya ocurrido algo tan ingenioso. La muchacha agacha la cabeza y esconde su cara entre su pelo claro.
La mujer parece sentirse mal, y mira al antiguo bombazo informativo como quien mira a un gatito.
-Oh, lo siento, creía que...
-Sí, sí, sabemos todos lo que creías. ¿Sabes, nena? Dicen que hoy Kristen volvía de la promoción de su película. Y, si tienes suerte, hasta la pilles con Rob. ¿No es más importante Robsten que una pobre huerfanita?-pregunta él, y luego mira a su amiga-No te ofendas, Eri.
-No-dice ella con un hilo de voz, haciendo que esta se quiebre al final.
-¿En serio?
-Oh, Quinn-Dan mira a la mujer sugerentemente-. ¿Te he mentido yo alguna vez?
La tal Quinn ahora parece molesta.
-Solo una.
-Fue una mentira piadosa. Y ahora lárgate, nena. No vas a pillar nada interesante por aquí.
La mujer mira una última vez a la chica, y después, haciéndoles una señal a los hombres que sostienen las cámaras, les comunica que no hay nada especial. Se marchan como llegaron.
Alcanzada Tani y retomada la marcha, Eri mira a Dan.
- ¿Puede saberse la mentira piadosa?
-Joder, aún no has llegado y ya estás exigiendo-protesta él. Tani lo mira un segundo, y Eri levanta una ceja-.Vale, vale. Me la tiré.
-¿A quién no te has tirado en esta ciudad, Dan?
-Me saca 4 años.
-Oh, cuidado.
-Le dije que tenía dos más que ella.
Tani sonríe, Eri se para en seco un momento. Luego sacude la cabeza y se echa a reír.
-Eres un maldito mentiroso. Y yo, ¿huérfana?
-Te ha dejado en paz muy rápido, reconócelo, nena.
-No. Me.
-...llames nena, sí, lo siento, me acuerdo de eso. Y ahora, no te amargues. Tus padres bien, ¿no? Pues ya está. Mira esto-y hace un gesto abarcando hacia el horizonte con el brazo-330 días de sol garantizados al año, nena. ¿De qué te quejas? Y ahora, mi lady-se inclina en un coche y abre la puerta- Su carroza la espera.
-¿Dónde has visto eso, Dan?-se mofa Tani.
-Calla y sube tú.
-¿No me vas a abrir la puerta?
-A ti ni agua.
Ella se ríe todavía más fuerte, y abre la puerta del BMW.Se sienta en el asiento del copiloto y murmura algo. Eri entra detrás, sin detenerse si quiera a mirar el interior del coche, tan fascinada le tiene el ambiente. Una vez metida la maleta en el maletero del coche, una voz conocida, esa voz, su voz, le dice algo.
-Bienvenida a Los Ángeles, princesa- Taylor sonríe y la besa en la mejilla.
-Gracias. Me alegra haber vuelto-dice, refiriéndose a sus acompañantes, no a la ciudad que es la primera vez que pisa.
-Y a mí también, nena-contesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dedica un minutito de tu tiempo a dejarme un comentario; son realmente importantes para mí y me ayudarán a mejorar, al margen de la ilusión que me hace saber que hay personas de verdad que entran en mi blog. ¡Muchas gracias!❤