viernes, 31 de agosto de 2012

Liam, el de la novia explosiva.

Me incorporé un poco y observé la silueta de Alba recortándose contra la oscuridad. Le acaricié la cintura; ella abrió los ojos y me miró.
-Hola-saludé. Sonrió.
-Hola, mi amor. Feliz cumpleaños.
-Gracias.
Aunque en realidad no me apetecía demasiado  cumplir años, pues prefería congelarme en una edad y esperar a que ella me alcanzara, también me hacía ilusión llegar a los 19. Cruzar la barrera de los 20 y saber por mí mismo si de verdad te deprimías al saber que ya no eras adolescente o solo habían sido paranoias de Louis.
Se inclinó hacia delante y me besó el hombro desnudo. Me acarició el pecho con una vagancia palpable, se me dio la espalda, colocó sus manos unidas por las palmas bajo su mejilla y suspiró.
Me levanté intentando no hacer ruido para que pudiera seguir durmiendo, me vestí despacio y volví a quedarme mirándola.
Apenas podía creerme que me hubiera peleado con ella con tanta frecuencia hacía no tanto tiempo, pero así había sido. Me alegré de que aquello hubiera acabado.
-Voy a darme una  ducha  rápida.
Sonrió y se estiró.
-¿Quieres que vaya contigo?
-¿Quieres venir?
Se encogió de hombros, sin abrir los ojos.
-¿Puedo quedarme?
-Haz lo que quieras, niña. No soy tu padre.
Se echó a reír, abrió sus enormes ojos castaños y me miró.
-Me lo dejaste claro anoche-asintió. Me eché a reír.
La luz que entró por la puerta cuando la abrí fue como una inmensa bofetada en plena cara. Parpadeé un par de veces, acostumbrándome a la luz, mientras escuchaba el ruido que provenía de la cocina. Risas, murmullos, grititos y más risas.
Cuando volví del baño, Alba ya estaba levantada, con su pijama puesto. Miraba por la ventana con expresión ausente, un brazo abrazaba su cintura mientras que el otro hacía un ángulo de noventa grados para que su mano subiera hasta su boca.
-Ey-dije. Ni siquiera se volvió.
-Te me haces viejo-dijo, a modo de respuesta.
-¿Estás triste?
-Un poquito.
-Vaya por Dios-repliqué, cogiéndola por la cintura, dándole la vuelta y besándola en los labios-. No hay mucha diferencia entre los 18 y los 19.
-Sigue siendo pederastia-asintió, convencidísima, y de repente tenía a Eri delante. Solo un segundo.
A veces se fusionaban entre ellas tanto que costaba distinguirlas. Seguramente Eri le había cogido ese asentimiento a Alba (ella lo hacía más veces que la novia de Louis), pero el Oh, Jesucristo, era sin duda de la cosecha de Eri.
Y nos parecía a todos que las dos no aplaudían cuando se reían cuando las conocimos, sino que lo adoptaron de Noe.
Bueno, aquello pasaba en todos los grupos. Los cinco éramos la prueba de ello. Ahora gritábamos mucho más (culpa de Louis), decíamos "um, like" más a menudo (culpa de Harry), chillábamos Vas Happenin con acentos raros cada dos por tres (culpa de Zayn), cogíamos con más facilidad la guitarra y nos poníamos a torturar nuestros oídos con una pasión desenfrenada (culpa de Niall). Me pregunté qué les habría pegado yo a los chicos.
A veces ponían expresiones ausentes. O morritos. O las dos cosas.
Pero, joder, nadie en aquella casa se decidía a tirar a la basura todas las cucharas.
 -¡FELICIDADES!-bramaron las otras dos españolas cuando bajamos a la cocina a desayunar, y, antes de que me diera cuenta, me habían saltado encima a abrazarme y cubrirme a besos.
-Gracias-les dije, dándoles a cada una un beso en la frente.
Los chicos sonrieron y me desearon un "Feliz cumpleaños (Mister Cuchara, gracias Loue, yo también te amo, enrollémonos)". Hicimos un corrillo, nos abrazamos y empezamos a dar saltos mientras girábamos cada vez más rápido, igual que hacíamos en los conciertos.
Louis se apartó y se limpió una lágrima que en realidad no estaba allí.
-Ay, Harry. Cómo crecen los niños. Y parece que fue ayer cuando lo estabas pariendo. Me emociono. Disculpad-dijo, llevándose una servilleta a la mejilla.
El que terminó llorando de la risa fue Niall.
Me obligaron a elegir plan por la mañana, y yo estaba vago. Sabía que el teléfono no pararía de sonar a partir de las doce, hora que todo el mundo consideraba prudente para comenzar a llamar y dar las felicidades en los cumpleaños, y yo necesitaba guardar energías.
-¿Una peli?-sugerí. Eri sonrió.
-Oh, qué original, Vradislavo. Muy original.
Louis le revolvió el pelo.
-Calla la bocona, bestia del averno.
Eri le cogió la mano y le dio un mordisco.
Al final de la mañana nos plantearíamos seriamente llevar a Niall en el hospital por si se había drogado, y a Eri y Louis a un psiquiátrico.
Oh, espera. Todos los días pensábamos en meter a ese par en un psiquiátrico. Porque todos los días nos hacían creer que estaban mal de la cabeza. Probablemente así fuera.
 Así que nos abalanzamos sobre los sofás (nosotros corriendo y ellas despacio, total, éramos caballeros ingleses y nunca, jamás, permitiríamos que una dama se sentara en el suelo, y menos una de nuestras damas) y empezamos a discutir seriamente sobre la peli.
Zayn sugirió Saw, lanzándole una mirada pícara a Eri. Ella le lanzó un cojín.
-¡Mira, me ponéis eso y os juro por Dios que la peli será para críos en comparación con lo que os haga yo!
Seguimos mencionando pelis de miedo mientras Alba y ella protestaban a voz en grito, Noe se limitaba a encogerse más y más contra el sofá, como intentando fusionarse con él y no tener que pasar instantes de pánico absoluto.
Niall fue el que terminó cediendo.
-¡Una comedia! Que la comenten Lou y Eri, y a ver qué pasa.
Louis y Eri se miraron un segundo.
-Venga, chicos, hacéis divertido hasta un documental de bacterias.
Louis sonrió y comenzó a estudiarse los zapatos, sumido en los recuerdos.
Habíamos hecho una apuesta  con ellos. Harry yo yo les dijimos que no serían capaces de ponernos el documental más aburrido del mundo y conseguir que nos riéramos. Pusieron la BBC, donde echaban uno de no sé qué, y se tiraron todo el programa comentando.
El momento de oro llegó cuando enfocaron a uno de esos bichitos con pelos alrededor, meneándolos fieramente, y Louis soltó, con voz de pito.
-¡Oh, por Dios, apartad esa cámara, que no me he depilado! ¡Aaaaaaaaaaaah!
Niall empezó a dar gritos y más gritos, de la gracia que le hizo. Una de nuestras vecinas incluso se asomó a la ventana y nos chilló si estábamos bien.
Y Niall seguía revolcándose en el suelo mientras Eri luchaba por contener las lágrimas.
Noemí aplaudía de forma frenética, Alba negaba con la cabeza a una velocidad abismal, Harry y Zayn estaban apoyados espalda contra espalda, sacudiéndose por las carcajadas.
Yo apenas me tenía en pie, pero fui yo el que le dije a la vecina que estábamos bien.
-No necesitamos comedia, ¿eh, nena?-replicó Louis, mirando a su chica. Ella se echó a reír, y negó con la cabeza.
-No, pero no vamos a ponerle al pobre Liam un documental del cambio climático por su cumple.
Louis la señaló con el dedo, el semblante muy serio.
-Qué ideas tienes, Eri. Eres una diosa.
-¿No lo soy siempre?-replicó ella, inclinándose hacia delante y chocando los cinco con él.
Así que nos pusimos a buscar canales por la tele, hasta que encontramos un sitio en el que nos ponían Ted. Alba alzó el pulgar en señal de que estaba de acuerdo con la  programación, y a mí ya me habría bastado con eso, pero los demás también mostraron su conformidad.
Nos acurrucamos unos contra otros en el sofá y escuchamos atentamente los primeros monólogos de Eri y Louis.
Al protagonista lo repudiaban, le estaban pegando una paliza a un judío y hasta el judío le decía que se largara, que no pintara nada allí.
-Y ahora el crío entra en casa y la madre le da con el rodillo de cocina-saltó Eri, y todos nos echamos a reír.
Después de hora y media de carcajadas histéricas, llegó el momento culmen de la película.
Había un crío gordo, gordísimo, de esos que, según Alba, "es más fácil saltarlos que rodearlos".
Y el chaval consiguió un entrenador personal y terminó convirtiéndose en...
Pam.
Taylor Lautner.
Y ahí tenías una foto de Taylor Lautner, sin camiseta, marcando abdominales.
Louis empezó a reírse como loco mientras Eri se ponía  pálida.
-¡YA ME PARECÍA QUE ME SONABA LA CARA!-ladró, y todo el mundo se echó a reír. Hasta ella, que luchó por disimularlo, dejó escapar una risita.
Un cojín atravesó volando la habitación a la velocidad de la luz, y se estampó en la cara de Louis.
-¡A TAYLOR ME LO DEJAS!-bramó ella, haciendo que él se riera aún más.
-¿O qué?
-¿Me meto yo con Natalie Portman?
-No, porque no tienes huevos-replicó él, sacándole la lengua.
-¡QUE NO TE METAS CON TAYLOR!
-Venga, Eri, si ni lo conoces.
-¿Conoces tú a Natalie?
-¿Conoces a Taylor?
Sus miradas se cruzaron, Louis alzó las cejas en un gesto de campeón cuando el semblante de Eri se contrajo un segundo.
No era nuestra mayor fan. No lo sabía todo sobre nosotros por haber investigado, sino porque se lo habíamos contando. No tenía por qué saber a qué famosos conocíamos y a cuáles no.
No tenía forma de saber si habíamos coincidido con Taylor en una entrega de premios (y lo habríamos hecho si hubiéramos ido a los Teen Choice).
Y Louis lo sabía.
Pero no contaba con que ella lo sabía todo de Taylor.
Y si lo hubiéramos conocido, se habría enterado.
Para eso era una Lautie. Era experta en seguirle la pista al lobo, igual que Alba cazaba a los de Big Time Rush, o Noe a Justin Bieber.
-No, y tú tampoco.
-¿Cómo lo sabes?
-Me habría enterado-espetó ella, echándose hacia atrás en el sofá.
Louis alzó una ceja, sonriente, levantó las manos y dejó en tablas el encontronazo.
Pero los empates no iban a ser normales entre ellos, y así lo dijo.
-Guay-replicó ella-, porque a España se le dan muy bien los penaltis.
Y nos echamos a reír.


Cuando me dio por sugerir que fuéramos a cenar a algún sitio, que yo los invitaba, se pusieron a negar como locos.
Pobre Eri. Tanto tiempo mintiendo por los demás, y ahora todos se ponían histéricos porque decidía cambiarles los plantes.
En realidad, yo sabía lo que se traían entre manos. Si no hubiera sido porque Alba en sueños susurraba cosas como "ese sitio no mola", o "¿qué coño le regalo a Liam?", me habría tragado lo que me había dicho Eri.
Era lo que tenía meterse en la cama con alguien que luchaba por darte una sorpresa, pero que andaba contando todos los planes en cuanto se dormía.
No sabía exactamente qué pretendían hacer, pero a juzgar por las frases incoherentes que musitaba Alba, diría que ellos tenían planeado arrastrarme a algún bar en el que toda la comida se sirviera con cucharas (já, já) para luego llevarme a una discoteca.
Lástima que no pudiera emborracharme para olvidar que me hacía mayor por mi riñón. Aunque siempre había sido un tío responsable.
Después de comer, nos echaron de casa, a mí y a Alba, alegando que "teníamos que pasar unos momentos a solas".
Como si no supieran que ya pasábamos momentos a solas por las noches.
Así que nos fuimos de casa, dimos un paseo por Londres, incluso nos metimos en unos juegos recreativos a jugar un poco al Pinball, y luego volvimos a casa, justo cuando anochecía.
Alba me ordenó que me pusiera guapo, a lo que le respondí.
-¿No lo estoy siempre?
Ella se echó a reír, me cogió del cuello de la camiseta y me devoró la boca. Ni que decir tiene que no me quejé.
A pesar de que no paraba de protestar porque ella se había empeñado en ir en taxi al restaurante en cuestión, no hizo caso a ninguna de mis borderías, lo cual era de agradecer.
Fruncí el ceño y la miré, expectante, cuando el taxista nos dejó en un pequeño bar del centro de la capital. Ella se limitó a encogerse de hombros, y me arrastró dentro, sin hacer caso de los paparazzis que no apraban de fotografiarnos (al parecer, yo era el único que no sabía lo que iba a pasar la noche de mi cumpleaños).
Comprobó que su vestido azul eléctrico con dos gruesas líneas negras en los costados no se hubiera vuelto rebelde, y esperó a que un gran gorila nos abriera la puerta.
El hombre que bien podría aplastarme con solo un meñique me deseó un feliz cumpleaños, y yo se lo agradecí. Al menos era majo.
Bajamos unas estrechas escaleras y entramos en una especie de mini-discoteca (que incluso tenía una bola de cristales en el techo, aunque estaba quieta, ociosa), con las paredes oscuras y montones de focos por todas partes.
Todo el mundo chilló: ¡Feliz cumpleaños, Liam! al unísono, y yo sonreí. Llevé a Alba conmigo hasta un grupo de amigos de Wolverhampton, la presenté a todo el mundo y me harté a decir oh, no hacía falta, pero gracias, cada vez que alguien me tendía un paquetito envuelto en papel de regalo.
En una esquina estaban el resto de los integrantes de la banda, y fuimos brincando hasta allí.
-¡¿Cómo sois tan cabrones, tíos?!-los saludé, y ellos sonrieron. Louis jugueteó con uno de los tirantes de sus pantalones, se encogió de hombros, y dijo:
-¿Te lo esperabas?
-Me esperaba que me llevarais a algún restaurante aburrido.
-No a este cuchitril de mala muerte en el que te vas a matar de aburrimiento, ¿eh?-replicó él, echándose a reír.
-¿Y las chicas?-preguntó Alba, mirando a todas partes, subida a sus tacones. Todos se encogieron de hombros.
-No sé-respondió Niall, para luego volver a centrar su atención en mí-. ¿A que estuvo bien lo de ir soltándote pistas?
-Yo no hablo en sueños-se cachondeó Alba. Fingí ofenderme.
-Osea, que me habéis engañado-me crucé de hombros e hinché las mejillas. Se rieron y mi novia me dio un beso en uno de los globos en los que se había convertido mi cara.
-Fue idea mía-anunció Harry, orgulloso de sí mismo.
-Pues moláis cantidad, tíos. ¿Sabéis que os quiero?
-Por favor-protestó Louis-, mariconadas no, ¿eh? ¡MARICONADAS NO, QUE SOMOS TODOS MUY HETEROS, ¿VERDAD, ZAYN?!-gritó, y abrazó a Zayn y empezaron a frotarse el pelo mutuamente mientras pegaban mucho las caras, como si se estuvieran enrollando. Me eché a reír.
-Voy a buscar a las chicas-se excusó Alba, plantándome un beso en los labios.
-Vale.
Y despareció entre la multitud que no paraba de bailar al ritmo de la música que estaban pinchando por los altavoces.
Apenas nos habíamos movido a la pista de baile, sonaron unos acordes que yo conocía muy bien.
Nunca en mi vida habría sabido decir qué instrumento era en realidad aquel que había sido retocado en aquella canción.
La canción que le daba título a nuestro álbum.
El escenario que había al fondo de la sala se iluminó, y todo el mundo vibró de la emoción. Solo alcancé a ver unas siluetas negras contra la batería y la guitarra, en manos de los chicos del Tour, cuando todos los focos se encendieron.
Y allí estaban.
Alba.
Eri.
Noe.
Cada moviendo las caderas igual que las demás, cada una mirando al público igual que las demás.
Alba, con su vestido azul que le quedaba como un guante.
Noe, con uno morado, de un solo tirante enorme y falda tubo.
Y Eri, con uno que en realidad se convertía en pantalón apenas llegaba a los muslos, para no enseñar nada, plateado, con un hombro descubierto y una manga que reptaba por su brazo hasta su muñeca, el brazo con el que cogía el micrófono.
Sonreí.
Alba abrió la canción, asumiendo el papel que le tocaba a su novio.
-It feels like we've been living in fast forward, another moment passing by.
-U-U-Up all night-murmuró Eri al micrófono, sonriendo.
-The party is ending but is now or never, nobody is going home tonight.
-U-U-Up al night-susurraron las dos, Eri agarró el micrófono y tiró el pie a un lado.
-Katy Perry is on a play, she's on a play. DJ got the photo shake, the photo shake. People going all the way, yeah, all the way. But I'm still wide awake-levantó una mano con una palma hacia arriba y puso cara de inocente-. I wanna stay.
-UP ALL NIGHT-Noe se unió a ellas, con cada sílaba ellas sacudieron las caderas, y todo el mundo se puso a brincar a la vez que ellas cantaban- AND JUMP AROUND, UNTIL WE SEE THE SUN, I WANNA STAY UP ALL NIGHT-esta vez pisaron con un pie, luego con el otro y alzaron un brazo al aire- AND FIND A GIRL, AND TELL HER SHE'S THE ONE. HOLD ON TO THE FEELING-Noe guitó el micrófono de su soporte y se inclinó hacia la gente, las demás no tardaron en seguirla- AND DON'T LET IT GO, CAUSE WE'VE GOT THE FLOW ON, GET OUT OF CONTROL. I WANNA STAY UP ALL NIGHT-el puño al aire con cada una de las tres sílabas, y todos las imitamos- AND DO IT ALL WITH YOU. UP ALL NIGHT, LIKE THIS,ALL NIGHT, HEY!-repitieron esa coletilla las veces neecesarias, motivando al público. Alba y Eri estiraron el índice y el pulgar como haciendo una L, para alzarlo al aire con cada "hey", mientras que Noe prefería seguir con el puño en alto.
-Don't ever care about the table breaking, we only wanna have a laugh-esta vez le tocó el turno a la pequeña, que se comió el escenario.
-U-U-Up all night.
-I'm only thinking 'bout this girl I'm seeing, I hope she wanna kiss me back.
-U-U-Up all night. Katy Perry is on a play, she's on a play. DJ got the photo shake, the photo shake. People going all the way, yeah, all the way. But I'm still wide awake. I wanna stay.
-UP ALL NIGHT AND JUMP AROUND UNTIL WE SEE THE SUN, I WANNA STAY UP ALL NIGHT AND FIND A GIRL AND TELL HER SHE'S THE ONE. HOLD ON TO THE FEELING, AND DON'T LET IT GO, CAUSE WE'VE GOT THE FLOW ON, WE'RE OUT OF CONTROL, I WANNA STAY UP ALL NIGHT AND DO IT ALL WITH YOU.
Eri se ocupó del solo de Harry mientras las demás hacían el coro y animaban al resto de la gente para que se uniera a ellos.
Hizo temblar su tono exactamente igual que Harry en el último I de su solo.
-I wanna stay.
-UP ALL NIGHT!-gritamos todos, exaltados, saltando y coreando a las tres criaturas como si no hubiera mañana.
Se palmearon la cintura, marcando el ritmo que debíamos hacer con las palmas, y dejaron caer los micrófonos al suelo cuando acabaron la actuación.
Toda la sala explotó, igual que lo había hecho el estadio olímpico cuando ellas estaban en el escenario, igual que lo hizo nuestra casa cuando las voces de Justin Bieber, Niall y Eri se fundieron en Boyfriend.
Dinamita.
Aquellas crías eran dinamita pura.
Y eran nuestras.

Alba y Noe saltaron del escenario y corrieron a abrazarnos. Alba se fundió en mis brazos mientras Noe corría hacia Niall, como diciendo: ¡Mira lo que he hecho, mira lo que he hecho!
Eri se quedó arriba, sonriendo. Louis le sonrió y le guiñó un ojo.
Todo el mundo silbó cuando ella se sentó en un taburete que tenía para descansar. Colocó los pies en la pequeña barra que tenía entre las patas y se acercó el micrófono a la boca.
-Vas happenin!
Un coro de Vas Happenins saltaron hasta ella, y ella se rió.
-Seguro que muchos os estáis preguntando: Jo-der, ¿quién es este bombón? ¿De dónde ha salido?
Un murmullo de risas.
-Bueno, pues dejadme presentarme como es debido, para que luego digáis que los ingleses sois los únicos educados en este mundo. Soy Eri. Y no, a pesar de mi acento de furcia de California, soy española. ¿Molo, eh?
Alguien al fondo gritó ¡guapa!, y ella se echó a reír.
-¡Guapo tú!-se apartó el pelo de la cara y se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja bajo la atenta mirada de Louis, que se relamió los labios ante ese gesto-. El caso es, damas y caballeros, que tengo otro nombre. Sí, lo sé, es un poco raro, pero todos tenemos un mote, al fin y al cabo, ¿no? Pues yo soy E-Lo.
Más carcajadas.
-Y sí, sé lo que estáis pensando. Jennifer López me ha plagiado el nombre, pero la perdono porque parece buena mujer-bromeó. Y entonces caí en la cuenta de que el vestido que llevaba era muy parecido al que lucía Jeniffer en On the floor.
-Así que nada, ¿para qué estoy aquí? Eso os preguntáis todos. ¿Cuándo va a empezar con el strip-tease?, piensan los chicos-algunos volvieron a silbar, y Louis empezó a asentir con la cabeza, riéndose-. Pues lo siento, eso es en la sala de al lado-dijo, indicando con un pulgar hacia su espalda-. Estoy aquí porque un amigo mío cumple años, ¿sabe alguien quién es?
Todo el mundo se giró a mirarme, algunos gritaron ¡Liam!.
-El caso es que le teníamos preparada una pequeña fiesta-dijo ella, levantándose del taburete y paseándose por el escenario-, pero no se nos ocurría qué canciones poner. Ahí es donde entráis vosotros. Vosotros me decís, ¡Eh, Eri, canta esto! Y yo os digo-se colocó una mano en la cadera después de atusarse el flequillo y puso acento texano-, Ey, vaquero, tranquilo. Esas confianzas, ¿eh? Se pide por favor.
Aplausos por la parte de atrás que no tardaron en volar hacia delante.
-Así que venga, la primera la elijo yo, ¿eh?
La gente asintió.
-¿Estáis listos, chicos?
-¡Sí, capitán!
-¡Más fuerte!
-¡¡Sí, capitán!!
-UUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUuh. ¿Quién vive en la piña debajo del mar?
-Bob Espon...
-¡NO, NO Y NO! Estáis locos si creéis de veras que os voy a cantar eso. ¿Moraleja del asunto? Pedidme Bob Esponja, y os mato. Pedidme Dora la Exploradora, y os mato. Pedidme Heavy metal, y os diré que no sé cantarlo. Pedidme a Justin Bieber, y os matamos yo y el resto de la gente. No, en realidad es broma. Pero pedidme a Pitbull-se arrodilló y cogió a un chaval del cuello de la camiseta-, y os arranco esa cabecita guapa que tenéis. Y se la doy de comer a los tiburones. ¿Entendido?
El chaval murmuró algo, y ella se echó a reír.
-No, si me lo pedís con mi plagiadora, con mi querida JLo, entonces no os mato. A ver, querida-dijo, mirando a una chica que reconocí como la novia de uno de mis amigos, con la que había quedado un par de veces junto con los demás del grupo cuando estaba en Wolverhampton-, ¿qué te canto?
La chica le pidió la canción.
-¿Que si la conozco?-se apartó del micro y les dijo el nombre al batería y al guitarrista, que sonrieron-.Mmm, me suena. Creo que es así, corregidme si me equivoco-se dio la vuelta, se revolvió un poco el pelo, se giró cuando empezó a cantar y empezó a dar brincos: Hey, hey, you, you, I don't like your girlfriend No way, no way, I think you need a new one Hey, hey, you, you, I could be your girlfriend!
 Todo el mundo empezó a saltar al ritmo de la música. Ninguno de los chicos podía apartar los ojos de Eri, pero yo tenía a mi novia cerca, así que tocaba disimular.
-Eri está espectacular-comentó Harry. Me volví a mirarla, y la verdad era que así era: su piel, siempre bronceada, parecía aún más oscura en contraste con el vestido de purpurina que llevaba; sus rizos parecían mucho mayores y más largos, sus piernas parecían kilométricas, parecía tener incluso más pecho que por la mañana (y estaba seguro de que Louis no soportaba no tenerla entre sus brazos en ese momento, aunque en su mirada había una adoración y un orgullo infinitos), su vientre estaba plano como una pista de aterrizaje...
Estaba espectacular porque el vestido le quedaba como si hubiera sido concebido para que ella lo llevara.
-Mereció la pena el esfuerzo-murmuró Niall, y todos nos giramos en redondo para mirarlo.
Habríamos esperado ese comentario de Zayn, pues no había intentado ocultar nunca que se mostraba satisfecho con el cambio de imagen de Eri aun a pesar de los métodos que ella había utilizado, pero, ¿de Niall? Era el que peor llevaba el asunto de que hubiera dejado de comer voluntariamente. Y ahora ahí estaba, asegurando que al menos la anorexia de Eri había tenido algo bueno.
Harry asintió lentamente, Louis se encogió de hombros, negó con la cabeza y nos dio la espalda. Se metió las manos en los bolsillos.
-Louis, no nos digas que no la deseas más que antes. Solo mírala.
Se mordió el labio inferior.
-Un poco-admitió con un hilo de voz. Miré a Alba, que no paraba de dar brincos, cogida de la mano de Noe. Bien. Al menos no estaban oyendo eso y no le podían ir con el cuento a nuestra nueva cantante-. Pero no se lo digáis a ella; no quiero que vuelva a hacerlo.
Volví a mirar a Eri, pero esa vez la vi por primera vez. 
No era solo que hubiera adelgazado.
Era que ahora se adoraba a ella misma, y antes no se quería.
Era segura en sí misma, pero no tenía la seguridad que tenía ahora. 
Eso era lo que la hacía más atractiva, por encima de la talla de pecho que llevara o el bronceado de su piel: había dejado atrás sus complejos. Noe se quejaba de que era demasiado baja (aunque para mí era muy mona con su estatura). Y Alba cada día cambiaba de queja de su cuerpo, que si esto, que si lo otro.
Eri era la actualización de sí misma, estaba satisfecha con su cuerpo, y hacía que todo el mundo la quisiera porque todo el mundo notaba cómo se amaba.
Tenía que conseguir para Alba lo mismo. Solo que como se le ocurriera hacer lo mismo que Eri, yo mismo le daría un bofetón. Además, tenía el peso perfecto.
Miré a los chicos un momento.
-Me piro-anuncié. Ellos asintieron, moviendo la cabeza al ritmo de la música. Le arrebaté a Noe la acompañante y la arrastré conmigo a la pista, donde nos empezamos a mover de manera frenética. Nuestros labios se encontraron varias veces, ella sonrió cada vez que la besé.
En un momento dado, en otra canción, me cogió de la mano y me arrastró fuera de la pista, hacia una puerta que no había visto antes.
Empujó la puerta y, cuando yo pasé, la atrancó pasando un palo de fregona por la manilla, de forma que no se moviera. 
Se volvió hacia mí y me devoró con la mirada.
Luego, como quien no quiere la cosa, se fue a sentar en los lavabos. Balanceó las piernas lentamente mientras yo me acercaba a ella. Me introduje entre sus piernas y ella las cerró, impidiéndome escapar.
-¿Te lo estás pasando bien?-le pregunté, acercando mis labios a los suyos. Ella asintió y dejó que la besara; jugué con su boca, y ella con la mía. Nuestros labios se unieron, se separaron y se volvieron a unir mientras los baños aumentaban más y más su temperatura.
Cogió una de mis manos y la colocó en su rodilla mientras mi lengua iba cada vez más y más hondo, explorando su boca.
Mi mano no necesitó que le pidiera subir por su pierna, lo hizo simplemente.
Alba gimió cuando mis dedos llegaron a sus ingles, bajo su vestido, y abrió aún más las piernas.
Sonreí cuando no noté lo que esperaba al final de su pierna.
Piel.
En vez de tela, piel.
-¿Vas sin bragas?-me cachondeé, y ella asintió.
-Feliz cumpleaños, mi amor-repitió, igual que por la mañana, y comenzó a mordisquearme el lóbulo de la oreja.
Me desabrochó los vaqueros, me pasó un condón (menos mal que ella lo había planeado todo, porque a mí no se me habría ocurrido que acabaríamos así), y suspiró cuando vio mi erección.
-Creo que me lo voy a pasar mejor aún-comentó, un segundo antes de que entrara en ella. Me recibió con un gemido ahogado, me deslicé en su interior cálido y húmedo.
Gruñí.
Movimos las caderas a la vez, compenetrados en un baile ancestral, mientras me arrebataba la camiseta y contemplaba mi pecho desnudo.
Llevaba toda la tarde preguntándome qué iba a darme. Todos los demás me dieron su regalo por la mañana, antes de comer. El que más me llegó fue el de Niall; Las pajitas: tus aliadas en la guerra contra las cucharas.
Ya podía volver a tomar sopa, ¡bien!
 Con cada embestida notaba que nos necesitábamos más y más al otro, veía cómo nos acercábamos al orgasmo. Y veía que íbamos a llegar exactamente en el mismo momento, cosa que no nos había pasado antes.
Gritó mi nombre cuando me corrí dentro de ella, a la vez que ella se corría conmigo dentro, y me clavó las uñas en la espalda.
Gemí.
Nos quedamos quietos, con la respiración entrecortada, durante un minuto. Cuando por fin comenzamos a movernos, cuando salí de ella y volví a vestirme, le besé el escote, agradeciéndole aquel momento perfecto.
-Eres la mejor novia del mundo, Alba.
Sonrió.
-Mira quién fue a hablar-replicó ella, acariciándome la mejilla y besándome los labios dulcemente. Se recolocó el vestido, se bajó del lavabo y se miró al espejo. Yo la esperé en la puerta.
-¿No piensas ponerte las bragas?-me eché a reír ante su expresión confundida, ella no tardó en unírseme.
Las sacó de su bolso y se las puso apresuradamente, pero se quedó mirándome a medio camino, cuando las tenía por la rodilla.
-¿Quieres hacerlo tú?
Me reí todavía más.
-¿Te crees de verdad que soy capaz?
Ella sonrió, terminó de vestirse y salió del baño detrás de mí.

-Venga, ahora una lentita, una de amor, que sé que os gusta. Coged alguien para bailar, ¿eh?-sugirió Eri. Luego miró a Louis a los ojos-. Louis, como se te ocurra coger a alguna chavala, te juro que te mato. Te pego un tiro en el pecho y te dejo seco en el sitio-amenazó, sonriendo. El pulgar de Louis se alzó sobre las cabezas de los demás, acompañado de una grandiosa carcajada.
No estaba con los chicos, sino a solas con Alba, sonriendo de vez en cuando a los amigos con los que nos cruzábamos.
-¡Oh, mirad, Larry Stylinson!-comentó ella, sonriendo, mientras se sentaba en el taburete y colocaba el micrófono en su soporte-. ¡Delicioso!
Harry y Louis empezaron a reírse, histéricos, sus brazos en sobre los hombros del otro.
Empezó a sonar un piano donde no había ninguno, y Eri empezó a cantar Someone Like You, con voz rota, rasgada, exactamente igual que Adele.
-Eri es la hostia, ¿eh?-murmuró Alba, abrazada a mí. Asentí.
-Va a ser grande.
-Ya lo es.
Sonreí, contento porque no le tuviera envidia.
-¿Por qué iba a hacerlo? Mientras ella está ahí, sola, yo estoy aquí con mi chico, recuperándome de un polvo bestial-replicó cuando le dije que estaba orgulloso de ella por aquello.
La besé suavemente, y levanté la cabeza, preguntándome de repente con quién estaría bailando Noe si Harry lo hacía con Louis.
Vi que los otros cuatro miembros de One Direction habían hecho un corrillo y giraban juntos, balanceándose al son de la música.
-Nos acoplamos-anuncié, pegándome a ellos y cogiendo a Alba de la mano para que se uniera, ya que había intentado escaparse para darnos un momento de intimidad. Los chicos sonrieron, yo busqué entre sus caras la de Noe, pero no aparecía.
Una millonésima de segundo antes de preguntar dónde estaba la pequeña, vi la cara de Harry.
Sonreía, a pesar de que no estaba con él.
Eso me bastó para cerrar la boca, y lo entendí: Noe estaría por ahí, bailando con otro tío. No era de las que se quedaban en un rincón. Era lo suficientemente guapa como para bailar con varios tíos diferentes esa noche.
Apenas acabó Someone Like You, Eri fue a por una de sus canciones favoritas.
-I'm broken, do you hear me? I'm blinded, cause you're everything I see.
Empezamos a cantar en voz baja More than this, dejando que ella fuera la que marcara el ritmo.
La parte de Zayn era la que mejor se le daba, en eso estábamos de acuerdo todos. Ella decía que era porque la voz de Zayn era "suspirada", mientras que la mía y de Niall era "rasgada", la de Harry "adormilada" y la de Louis nasal, y a ella se le daba mejor suspirar que rasgar, cantar adormilada o de nariz. Pero eso no quitó de que no lo bordara.
Descansó unos segundos antes de comenzar Bleeding love, the mi amada Leona Lewis.
Lo hacía muy bien.
Incluso demasiado bien.
Y, cuando levanté la cabeza para cerciorarme de que no era Leona la que estaba en el escenario, sino Eri con una voz espectacular, me paré en seco.
Zayn chocó contra mí, se detuvo y alzó la vista.
Por el rabillo del ojo vi cómo todo el mundo levantaba la cabeza para observar a Leona Lewis, en persona, cantar en mi cumpleaños.
Más tarde, al final de la fiesta, entre los famosos que se habían pasado (The Wanted, que se mostraron encantados con cómo cantó mi amiga Chasing the sun), lucharía por quedarme todo lo posible con Leona.
Y me daría un beso a modo de regalo de cumpleaños.

La puerta chirrió detrás de nosotros. Alba me empujó hasta sentarme en la taza del baño mientras  colocaba el pestillo.
Se sentó a horcajadas encima de mí y siguió besándome, devorando mi boca como si no hubiera mañana.
Corrió a desabrocharme los pantalones y bajármelos lo justo y necesario para que pudiera penetrarla.
Gimió cuando lo hice, exactamente igual que la primera vez. Y la segunda, cuando lo hicimos contra la pred del baño, de pie.
Y aquella tercera en la que nos habíamos unido apenas un par de minutos porque no paraban de dar toques en la puerta, cuando estábamos detrás de ella, empujándola para que no nos vieran. Estaba seguro de que habían sido los chicos, intentando putearme, pero no me cabreé con ellos.
Me miró a los ojos y comenzó a moverse lentamente sobre mí. Cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás mientras ella volvía a quitarme la camiseta, volvía a acariciarme el pecho, la espalda, todo.
Yo también quería verla medio desnuda.
Así que mis manos volaron hacia la espalda de su vestido, le bajaron la cremallera y se deleitaron con su espalda, desnuda salvo por la tira del sujetador.
Ella misma se lo desabrochó. 
Le bajé lentamente el vestido, agradeciendo que lo hubiera cogido de esos sin tirantes, y me quedé maravillado mirando sus pechos, que parecían gritarme que los besara, que los acariciara, que los hiciera míos.
Mi boca voló hasta uno de sus pezones, y ella gritó de placer.
Juraría que ya había llegado hasta arriba, pero no pasaba nada; las chicas podían ser multiorgásmicas.
Y aquella que estaba encima de mí, cabalgándome, iba a serlo. Por mi madre que iba a serlo.
Mi lengua jugó con su pezón mientras ella aumentaba más y más la velocidad, respirando entrecortadamente.
Yo estaba demasiado cerca de llegar al final, demasiado cerca de dejarla a medias.
Gatitos muertos, me había dicho Harry una vez. Eso funciona.
En tu madre pillándote, comentó Zayn, pero luego decidió que no había sido una buena idea, y que terminaría corriéndome mucho antes. Zayn era raro en esas cosas.
Tu padre con barriga cervecera viendo la tele en calzoncillos, había musitado Louis, estremeciéndose después. ¿Cuál de ellos, BooBear? Porque Mark tenía buen cuerpo.
También había oído que ponerse a pensar en algo que requiriera mucha concentración valdría.
Tablas de multiplicar.
Rápido, Liam, la tabla de 16.
Me sentí un pelín mal por estar a otra cosa mientras Alba seguía sobre mí, moviéndose de forma frenética. Tan mal que abandoné la tabla incluso antes de llegar al tres.
 Le acaricié una vez más el pecho desnudo, y volvió al orgasmo. Sonreí.
Cómete esa, Harry.
Harry no paraba de presumir de que un día había conseguido que una chica se corriera dos veces (¡DOS VECES!) con él. Pues ahora lo había alcanzado.
No estaba para superarlo, y yo lo sabía, pero todavía me quedaba un ratito.
-Eri y Louis n-no...-musitó Alba entre embestidas. Le besé los pechos-, n-no s-saben-n lo q-q-que s-se pierden.
Suspiró y cerró los ojos. Le aparté el pelo de la cara.
-Solo Eri.
Se detuvo un segundo, me miró y se echó a reír, lo que provocó un curioso efecto en nuestra unión.
-Es verdad. Solo Eri.
-¿No pensarías que Louis...?
-No, por Dios. ¿Con 20 años?-hizo un gesto negativo con la cabeza-. No, ni de coña. No sé si sería un santo o más tonto todavía.
Esa vez fui yo el que se rió, y empezó a moverse de nuevo, esta vez más despacio, mirándome a los ojos con cada sacudida de cadera que realizaba.
Fuego.
Lava.
Volcanes.
Aquel baño ardía, nos quemábamos en el baño.
Y a los dos nos encantaba estar quemándonos lentamente, entre gemidos y grititos ahogados, entre besos y caricias prohibidas.
Joder.
Para que luego dijeran que las mejores eran las que tenían experiencia.
Un pensamiento me cruzó rápidamente la cabeza: es así porque no ha conocido otro tipo de sexo. Y era verdad. Desde la primera vez yo había dado el cien por cien, había ido a tope. Y tal vez por eso ella ahora fuera así.
Pero, Dios, había hecho un buen trabajo.
Sonriendo, se inclinó hacia mí y me susurró al oído.
-Cuando hagamos un año, lo hacemos a pelo, ¿qué te parece?
¿Que qué me parece? Que tendrán que separar nuestros cadáveres unidos, guapa. Eso me parece.
-Genial-gruñí.
Y llegué a la cima.



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