lunes, 27 de octubre de 2014

Si no soy yo, ¿entonces, quién? Si no es ahora, ¿cuándo?



Fui nombrada embajadora de buena voluntad de las Naciones Unidas hace seis meses, y cuanto más hablaba sobre feminismo, más me daba cuenta de que pelear por los derechos de las mujeres se había convertido, de manera demasiado corriente, en "odiar a los hombres". Si hay una cosa que sé con seguridad, es que esto debe acabarse.
De hecho, el feminismo, en su definición, es la creencia de que tanto hombres como mujeres deben tener los mismos derechos y las mismas oportunidades; se trata de la teoría de la igualdad de sexos clásica, en lo político, económico y social.
He estado cuestionándome los supuestos de género desde hace mucho tiempo. Cuando tenía 8 años, me parecía extraño que me llamasen "mandona" por querer dirigir la obra de teatro que íbamos a representar delante de nuestros padres, pero que no les dijeran eso a los chicos.
Cuando tenía 14 años, empecé a ser sexualizada en ciertos aspectos por los medios de comunicación.
A los 15, mis amigas comenzaron a abandonar los deportes que practicaban, porque no querían parecer masculinas.
A los 18, mis amigos chicos ya no eran capaces de expresar sus sentimientos.
Decidí que yo era feminista; y esto no me pareció nada complicado. Sin embargo, mi reciente investigación me ha llevado a descubrir que "feminismo" se ha convertido en una palabra muy poco popular. Las mujeres eligen no ser identificadas como tales. Al parecer, pertenezco a esa clase de mujeres cuyas expresiones son vistas como demasiado fuertes, agresivas, aisladas y anti-hombres. Incluso, nada atractivas.
¿Por qué se ha convertido el mundo en algo tan incómodo?
Soy británica, y creo que es lo justo que se me pague lo mismo que a mis compañeros hombres. Creo que es justo que yo pueda tomar decisiones sobre mi propio cuerpo, y creo que es justo que, como mujer, se me dé voz y voto en las decisiones políticas que afecten mi vida. Creo que es lo justo que yo merezca socialmente el mismo respeto que los hombres. Lamentablemente, puedo decir que no hay un sólo país en el mundo en el que toda mujer pueda esperar tener estos derechos;es más, ningún país puede decir que haya alcanzado la igualdad de género.
Considero este derecho como uno de los fundamentales del género humano, y, aun así, soy una de las "afortunadas". Mi vida es un completo privilegio, pues mis padres no me quisieron menos por haber nacido hija. Mi escuela no me limitó por haber sido una muchacha. Mis mentores no asumieron que yo no fuera a llegar lejos porque algún día vaya a dar a luz.
Estos influenciadores son los embajadores de la igualdad de géneros que me han convertido en lo que soy hoy. Tal vez no lo sepan, pero son feministas inadvertidos que están cambiando el mundo a día de hoy. Necesitamos más de esos.
Y, para aquellos a los que no les gusta la palabra; no es la palabra lo que importa, sino la idea y la ambición que hay detrás de ella, pues no todas las mujeres han tenido los derechos que he tenido yo. De hecho,según las estadísticas, muy pocas los recibieron. En 1997, Hillary Clinton dio un famoso discurso en Pekín acerca de los derechos de las mujeres. Lamentablemente, muchas de las cosas que quería cambiar, se mantienen aún hoy. Pero lo que más me impactó fue que menos del 30% de la audiencia eran hombres.
¿Cómo podemos cambiar el mundo si la mitad no está invitado, o no se siente invitado, a tomar parte?
Hombres, quisiera aprovechar esta ocasión para enviaros una invitación formal. La igualdad de género es vuestro problema también. Porque hoy, he visto el rol de mi padre como tal ser menos valorado que el de mi madre, a pesar de que necesité de su presencia cuando era niña tanto como la de ella. He visto a hombres jóvenes sufrir enfermedades mentales y verse incapaces de pedir ayuda, por temor a sentirse menos hombres. De hecho, en Reino Unido, el suicidio es el mayor asesino de hombres de edad entre 20 y 49 años, eclipsando incluso a accidentes de tráfico, cáncer, y enfermedades coronarias. He visto hombres haciéndose frágiles e inseguros por los estereotipos de lo que constituye ser un hombre "hecho y derecho". Los hombres tampoco tienen el beneficio de la igualdad. No solemos hablar de los hombres siendo aprisionados por los estereotipos masculinos, pero yo puedo verlos. Y, cuando estén libres, las cosas cambiarán para las mujeres como consecuencia natural.
Si los hombres no tuvieran que ser obligados a ser agresivos para que les aceptasen, las mujeres no estarían obligadas a ser sumisas.
Si el hombre no tiene que controlar, las mujeres no tendrán que ser controladas.
Ambos, mujer y hombre, deben sentirse libres para mostrarse sensibles, y tanto hombres como mujeres deben ser libres para ser fuertes. Es hora de que todos percibamos el género como un espectro, en lugar de considerarnos dos conjuntos cuyos ideales están opuestos.
Si dejamos de definirnos por lo que no somos, y empezamos a definirnos por lo que somos, podremos ser mucho más libres. Y esto es lo que HeForShe apunta. Apunta hacia la libertad.
Quiero que los hombres asuman este papel, de tal manera que sus hijas, hermanas y madres puedan ser libres del prejuicio, pero también para que sus hijos tengan permiso para ser vulnerables y humanos. Queremos reclamar esas partes de sí mismos que han abandonado, y, haciendo esto, convertirse en algo verdadero, una versión completa de ellos mismos.
Seguramente estaréis pensando, ¿quién es esta chica de Harry Potter? ¿Y qué está haciendo dando un discurso en las Naciones Unidas? Y es una muy buena pregunta; yo me he estado preguntando lo mismo. Todo lo que sé, es que me importa este problema, y quiero hacerlo mejor, y habiendo visto lo que he visto y habiendo obtenido esta oportunidad, siento que es mi responsabilidad decir algo.
El estadista Edmund Burke dijo una vez: "todo lo que se necesita para que las fuerzas del mal triunfen, es que los hombres y mujeres buenos no hagan nada". En mi nerviosismo por este discurso, y en mi momento de duda, me he dicho a mí misma, con firmeza: "Si no soy yo, ¿entonces quién? Si no es ahora, ¿cuándo?" Si tienen dudas similares cuando se les presenten este tipo de oportunidades, espero que esas palabras les ayuden, porque la realidad es que, si no hacemos nada, llevará 75 años, o, en mi opinión, 100, que las mujeres reciban el mismo salario que los hombres por el mismo trabajo. 15,5 millones de niñas se casarán en los próximos 16 años siendo aún niñas, y, según tasas actuales, no será hasta el 2086 cuando todas las niñas de zonas rurales de África tengan una educación secundaria.
Si crees en la igualdad, puedes ser uno de esos feministas inadvertidos de los que he hablado antes, y por esto, te aplaudo. Estamos peleando por una palabra que nos una a todos, pero la realidad es que tenemos un movimiento para unirnos, al que llamamos HeForShe. Te invito a que des un paso adelante, seas visto, y te preguntes, "si no soy yo, ¿entonces quién? Si no es ahora, ¿cuándo?"
Muchísimas gracias.

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