sábado, 1 de noviembre de 2014

Terivision: 1989.

¡Hola, Startie! Hoy vengo a hablarte de un año; un año importante. Se trata de 1989. Es el año en el que sucedieron grandes cosas, como el galardón al Dalai Lama del Premio Nobel de la Paz, la caída del Muro de Berlín, las primeras imágenes de Neptuno gracias al acercamiento de la sonda espacial Voyager 2...
Ah, sí, y el nacimiento de Taylor Swift.
No, esta no es la portada. Es que me gusta este edit (que es mío, por cierto).
Y por eso, precisamente, el nuevo disco que ha salido hace nada, se llama 1989.
Lo cual me parece poco menos que curioso, porque este nuevo disco no se me parece en nada a los trabajos anteriores de Taylor: es mucho más pop, mucho más movido... en resumen, diferente. Ya se la veía venir con RED, aunque lo cierto es que yo no me fiaba mucho de este cambio que la muchacha quería dar. Siempre me había gustado su lado country, el que pudieras distinguirla en la radio de todos los demás por ese banjo (o guitarra clásica, en su defecto) que siempre sonaba en sus canciones, y que era la voz cantante en los discos.
Y, ¡qué gran sorpresa me llevo al escuchar el disco y ver que todos mis miedos eran infundados! 1989 es mucho más "joven", más maduro y despreocupado a la vez. No es tan melancólico como los demás, tampoco tan calmado, y con la mayoría de las canciones no podrías mecerte hasta quedarte dormida en una hamaca. Para mí, es simplemente una oda a la vida, a ser feliz estando tal cual estás: si estás enamorado, bien, si no, también bien; a no escuchar las opiniones negativas de los demás y a escapar de todo lo que te haga daño.
He leído que ella llevaba bastante tiempo con la idea de este disco, de alejarse "por fin" del country y meterse en el pop de lleno, crear ritmos más pegadizos y seguir cuidando las letras como lo había hecho siempre.
Y ahora entiendo por qué.
Lo mejor: Out of the woods.
Lo peor: Que ya no me da la gana comerme la cabeza pensando en a quién va dedicada tal canción. Era parte del encanto de escucharla, el estar media hora meditando y examinando cada palabra, buscando un trasfondo. Me apetece demasiado bailar como para preocuparme de a quién está llamando mala amiga.
La molécula efervescente: en Wildest Dreams, parece que Taylor va a estornudar pero, en el último momento, consigue aguantarse las ganas. Y eso me encanta. Me hace reír. Y ninguna otra canción me ha hecho reír jamás.
Grado cósmico: Estrella (4/5). Porque me ha encantado que se contradiga a sí misma, que encuentre la felicidad en un mundo cuando no está enamorada, se haya cortado el pelo y se haya mudado a Nueva York. Tres cosas que dijo con anterioridad que nunca pasarían.
¿Y a ti? ¿Te ha gustado el disco de Taylor, o sigues nostálgico porque canciones como Back to December parecen no tener intención de volver? ¿Cuál es tu canción favorita?

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